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La violencia machista que sufren las mujeres es real y cotidiana

Las mujeres exigimos el derecho a amar, trabajar, estudiar y caminar sin miedo

Martes 21 de octubre de 2014, por Red Feminista contra la Violencia hacia las Mujeres – Costa Rica

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CINCO VERDADES sobre la violencia hacia las mujeres que son posibles de extraer de estos datos (ver datos en documento adjunto)

1. Muestra una violencia sexista que se ensaña de manera incuestionable contra uno de los sexos: las mujeres.

2. Es una violencia que se manifiesta en todos los espacios donde viven las mujeres: el hogar, la comunidad, el trabajo, y la calle.

3. Evidencian un tipo de delincuencia cotidiana. Todos los días se cometen actos contra las mujeres que son considerados delitos en nuestro ordenamiento penal. Sin embargo, la mayoría de estos delitos quedan impunes y muchas personas aún los toleran y justifican.

4. El control de los cuerpos de las mujeres a través de la violencia sexual es una realidad continuada que aplastante y mayoritariamente sufren las mujeres a lo largo de toda su vida. Son las mujeres quienes encabezan las cifras de víctimas del abuso sexual infantil, los embarazos adolescentes forzados, el hostigamiento sexual en el trabajo, la violación callejera o en el matrimonio, la trata y esclavitud sexual. ¿Cuántas denuncias más de escolares y colegialas forzadas a la explotación sexual, por ejemplo, son necesarias para reconocer el carácter depredador de la cultura machista, por ejemplo?

5. La violencia patrimonial es una manifestación de la violencia que sufren las mujeres, entre ellas la relacionado con las pensiones alimentarias, por el hecho de que son las mujeres quienes asumen mayoritariamente la guarda, crianza y educación de sus hijos e hijas.

TRES MENTIRAS sobre la violencia que sufren las mujeres.

1. La violencia que sufren los hombres es igual a la que sufren las mujeres.
Pretender negar, minimizar o equiparar el maltrato cotidiano de las mujeres con el de los hombres no solo es una falacia que no resiste la confrontación con los datos, sino que es perverso y cómplice del sufrimiento e incluso muerte que sufren las mujeres.

2. La justicia en Costa Rica está sesgada y está en contra de los hombres.
Promover la confusión, generar dudas y especular sobre la realidad de la violencia contra las mujeres es una estrategia para esconder que muchos de estos activistas son realmente hombres que han sido sancionados por problemas de violencia contra mujeres, niños y niñas. Hombres que no desean reconocer las obligaciones que acarrea una sexualidad irresponsable, incluyendo la obligación de aportar a la manutención de los hijos e hijas que han procreado.
Como parte de esta estrategia se pretende cuestionar y deslegitimar el sistema de justicia y el régimen de derecho de familia en el cual se han logrado importantes avances para el reconocimiento de los derechos humanos de sus integrantes, incluyendo a las mujeres y a los niños y las niñas.

Eliminar estos derechos, cuyo reconocimiento es aún incipiente e insuficiente, dejaría libre el camino para que la violencia vuelva a ser un asunto privado, que se dirima al tenor del más fuerte, e implica un retroceso de más de 50 años en un país que ha abogado por medirse a partir de los parámetros del humanismo, el civilismo y la democracia.
Finalmente, el marco de justicia costarricense tiene como referente los parámetros de derechos humanos incluidos en convenciones y otros instrumentos internacionales refrendados por el país y que implican obligación de cumplimiento por parte del Estado.

3. Las pensiones alimentarias son de montos exagerados y desproporcionados y son una forma de agresión al hombre.
El monto promedio nacional de las pensiones otorgadas (89.000 colones) no solo es insuficiente para atender las necesidades de una persona menor de edad, si no que la mayoría de ellas no se pagan. Datos de la Defensoría de los Habitantes señalan que una mayoría de pensiones para ser efectivas requieren de la aplicación de la figura del apremio corporal.

Es, por tanto, otra falacia afirmar que las mujeres explotan a los hombres mediante pensiones millonarias pero además una burla para los miles de niños y niñas que sobreviven y han sobrevivido a lo largo del tiempo gracias a la incondicionalidad de sus madres y a su trabajo sacrificado – ya sea lavando ajeno, haciendo tortillas o trabajando en una oficina o empresa.

La pensión alimentaria es un derecho de todas las niñas y niños que habitan el país que está reconocido ampliamente en las leyes de nuestro país.

Este tipo de afirmaciones tendenciosas, de las cuales se hacen eco de manera acrítica algunos sectores de la sociedad, pretenden confundir a la opinión pública y ocultar las verdaderas intenciones de eliminar o transformar el régimen de pensiones alimentarias – no para fortalecerlo y mejorar su eficacia – si no para obviar las obligaciones de los deudores alimentarios o traspasarlas al Estado (tal y como pretenden algunos proyectos de ley actualmente en la corriente legislativa).

UNA PREGUNTA: ¿por qué no logramos erradicar la violencia contra las mujeres?

El machismo tradicional y sus versiones “modernas” son el común denominador y el principal factor que perpetua la violencia contra las mujeres.

El machismo “remozado” encuentra apoyo en las corrientes sociales más conservadoras interesadas ambas en mantener el orden establecido, incluyendo el orden de la desigualdad entre los sexos que requiere de la violencia para sostenerse.

Este machismo solapado - y muchas veces incuestionado - se apropia y manipula valores fundamentales de nuestra sociedad, como el amor y la familia, para buscar apoyo a sus propuestas conservadoras ocultando la realidad de la violencia que el mismo propicia.
Por el contrario, es esta violencia y malos tratos, la ausencia de derechos y de democracia, los que atentan contra la integración de las familias y la integridad de las personas.

Los datos evidencian también que el Estado aún mantiene una deuda histórica con las mujeres para garantizar su seguridad y bienestar. La respuesta lenta, insuficiente o ineficaz, es otra forma de agresión contra la mujer que remite a la necesidad de fortalecer las políticas públicas y un compromiso real de todas las instituciones del Estado.

Por todas estas razones, este 25 de Noviembre – Día Nacional e Internacional por la No Violencia en contra de las Mujeres – las instituciones públicas y organizaciones sociales exigimos:

• A las señoras y señores Diputados garantizar y ampliar el marco de derechos que protegen a las mujeres afectadas por la violencia y rechazar los proyectos de ley que pretenden destruir los avances logrados en materia de pensiones alimentarias y en los regímenes de guarda-crianza-educación las cuales deben permanecer bajo las reglas de tutela y protección de la jurisdicción de familia y apegadas a las obligaciones internacionales en esta materia.

• A las instancias del Poder Ejecutivo: cumplir con las responsabilidades de ley para garantizar seguridad y protección efectiva y oportuna a las mujeres que sufren violencia en todas sus manifestaciones, así como asistencia integral y económica para romper los ciclos de exclusión y vulnerabilidad que la mantienen en condiciones de maltrato. Igualmente, fomentar programas permanentes de formación de las nuevas generaciones, especialmente de niños y jóvenes, para el ejercicio de nuevas masculinidades, igualitarias y respetuosas hacia las mujeres de todas las edades.

• Al Poder Judicial: garantizar y operativizar la debida diligencia en todos los procesos de justicia relacionados con la VcM, especialmente para la aplicación efectiva de la Ley de Penalización de la VcM.

• A los medios de comunicación: comprometerse y contribuir con la eliminación de la VcM eliminado el uso de imágenes de las mujeres como objeto de consumo sexual y reduciendo el uso explícito de actos de violencia en sus productos de comunicación.

• A la sociedad en su conjunto: reconocer que cualquier mujer cercana (hermana, hija, vecina, compañera de trabajo) es o puede ser víctima de violencia.

Desterremos la indiferencia, abramos mentes y corazones.

Hombres y mujeres: construyamos una Costa Rica donde todas las personas podamos vivir con dignidad, seguridad y alegría.

Sistema Nacional para la Atención y Prevención de la Violencia contra las Mujeres y Violencia Intrafamiliar

Red Feminista contra la Violencia hacia las Mujeres – Costa Rica

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