Olga Núñez (1920-1971)

Ahora no nos extrañan para nada títulos como “licenciada”, “doctora”, “ingeniera”… Aunque las mujeres seguimos siendo una minoría en los puestos donde realmente se toman las decisiones, ya a nadie se le ocurre decir que no tenemos suficiente inteligencia para estudiar, sólo porque somos mujeres.

Pero no hace mucho tiempo, las cosas eran muy diferentes. Para abrir las puertas de la educación universitaria aquellas primeras mujeres como Olga Núñez, tuvieron que vencer muchas injusticias.

En Nicaragua como en otros países, una de las carreras de más difícil acceso para las mujeres fue el Derecho. Ya bien entrado el siglo XX, seguía siendo una profesión sólo para los hombres, hasta que una joven de Masaya rompió la brecha.

Ella se llamaba Olga Núñez Abaunza de Saballos, hija de la señora Filomena Abaunza y del doctor en Medicina Arturo Núñez. Nació el 22 de marzo de 1920. Desde niña fue muy enérgica y decidida.

Hizo su Primaria en el Colegio de Señoritas de Masaya, donde llegó a ser la primera directora del periódico estudiantil La Colegiala. Desde joven se reveló como una promesa en las letras.

Inició su bachillerato en el Instituto de Varones de Masaya y lo concluyó en el Instituto Nacional Central Ramírez Goyena, de Managua, que en ese tiempo era considerado uno de los mejores de todo el país. Se bachilleró en 1938 con excelentes notas.

Josefa Toledo de Aguerri, gran educadora y feminista de la que hemos hablado ya en La Boletina, escribió sobre ella en 1935 : “Apunta vibrante y decidida la adolescente Olga Núñez Abaunza”.

Primera abogada nicaragüense

Al concluir la Secundaria, Olga Núñez quiso seguir estudiando. Eso no era común para las mujeres de su tiempo. Pero no sólo eso, ella quería estudiar Derecho. ¡Todo un escándalo !

Le aconsejaron que escogiera una profesión “más femenina”. Sin embargo, mantuvo firme su decisión e ingresó en la Universidad Central de Nicaragua. Se cuenta que al inicio sus compañeros varones, molestos por el “atrevimiento”, se marchaban y la dejaban sola con el profesor.

Algunos docentes tampoco querían darle clases. Ellos decían que era una “pérdida de tiempo” enseñar Derecho a una mujer. Pero otros continuaron explicando sus materias a la única alumna en el aula. La joven Olga, pronto demostró su excelencia académica.

A los estudiantes y profesores más machistas no les quedó más remedio que aceptarla. Ella no se dejó doblegar. Siempre entraba al aula con la cabeza erguida, aunque los varones chiflaran y cuchichearan a su paso.

En 1945, se graduó como abogada y notaria pública. La primera mujer nicaragüense en obtener este título. Para graduarse en la universidad se tiene que presentar y defender una tesis o estudio. El de ella hablaba sobre “La posición de la mujer en la Constitución y el Derecho Penal de Nicaragua”.